viernes, 16 de mayo de 2014

¡Hola de nuevo, estrés!

Primero de todo he de pedir disculpas a aquellas personas que de alguna u otra forma han estado esperando una entrada mía en este blog. Aquí estoy, de nuevo, después de casi cinco meses sin publicar ni una sola palabra. Y la razón por la que vuelvo a escribir es porque estoy preocupado por un tema que nos afecta a todos: el estrés.
Ahora mismo estoy en plena época de exámenes de 2º de Bachillerato. Por lo tanto, ya os imaginaréis el nerviosismo y el estrés que fluye por los huesos de mi cuerpo. Supongo que estar nervioso por tu superación propia, por el enorme deseo de acabar el instituto y dedicarte a lo que más te guste en este mundo, o por el simple hecho de sacar un maldito cinco en esa asignatura ladrillo que tanto y tanto te cuesta, es, al fin y al cabo normal. La tensión que tenemos los alumnos por obtener un simple número, que puede cambiar o no tu vida, es habitual, e incluso me atrevo a decir que necesaria. Y con más razón si se trata de 2º de Bachillerato, ya que una vez acabe, me presento a las Pruebas de Acceso a la Universidad. Pero, ¿hasta qué punto el nerviosismo y el estrés puede ser bueno?
Yo, desde hace poco tiempo (quizás un año y medio, más o menos), desde que dejé el vago que llevo dentro enterrado en el cementerio de mi pueblo, me considero amante del estrés. Me gusta hacer muchas cosas, siempre que me guste lo que haga, y si dejo de hacerlas, me enfado y entristezco. Leer, estudiar aquello que me gusta, informarme sobre situaciones o hechos más bien extravagantes, ver algún que otro vídeo en YouTube, ver películas, y valorarlas, hacer teatro, ir al conservatorio... Algunas personas pueden pensar que estoy loco, que es imposible llevar a cabo tal cantidad de cosas a la vez, y sacarlas medianamente bien. Obviamente, habrán otras que son muchísimo más trabajadoras que yo, o simplemente hacen más actividades, sabrán que lo que yo hago no es nada. Bueno, no pretendía desviarme del tema principal de esta entrada. Como iba diciendo, en estos momentos me considero una persona ocupada con mis asuntos, me gusta estresarme. Pero no llego al punto de llorar por un examen, o al punto de chillarle a un compañero de clase por el estrés, o de llegar a enfermar por el estrés. Eso ya no me parece saludable. Pero no solo me parece nocivo para quien lo padece, sino también para esa persona que está al lado, que sufre el estrés del otro. Os juro que me pongo triste solo de ver a estas personas. Vale, sé que muchos cuando lean esto me dirán que van muy agobiados con todo, que sus padres son muy exigentes y le piden a su hijo muy buenas notas (cosa que, por cierto, me resulta ridículo), que no quieren fracasar, etc. Y esto estropea un poco lo que viene a ser tu época de exámenes, donde ya de por sí estás nervioso por el resultado de tus exámenes. Y además, también es un poco triste acabar el curso de esta forma. Unos datos de hace un año aproximadamente, indican que el estrés es nocivo para aquél que considere que el estrés es nocivo. El papel del cerebro en el estrés es crucial para la salud del individuo. Si tú piensas que el problema que te provoque estrés es más grande de lo que realmente es, te perjudicas; si crees que el estrés es tu peor enemigo, te perjudicas; si en vez de aceptar que tienes estrés, lo retienes en tu cuerpo, nuevamente, te perjudicas. Todo proviene de la mente humana.
Os digo que si los humanos somos capaces de construir cohetes para ir al espacio, o de conseguir salvar la vida de un enfermo terminal gracias a un trasplante de órganos, os aseguro que podemos mantener el estrés a raya. Lo importante es ser feliz, y si las cosas no te salen a la primera, hay que volver a intentarlo. Y da igual lo que te digan los demás, porque al fin y al cabo es una lucha que mantienes contigo mismo. Da muchísima energía ver sonrisas por las mañanas, positivismo, algo que cala dentro de los seres humanos. Porque tenemos la fuerza para conseguir lo que haga falta.
Un saludo a todos los lectores. Estoy encantado de estar de vuelta escribiendo en este blog. Si os ha gustado, podéis darle a Interesting, y si no os ha gustado, podéis darle a Boring también. Si queréis aportar algo que pueda faltar por redactar en esta entrada, podéis comentarme sin ningún problema. Y si queréis saber algo más de mí, podéis seguirme en Twitter @GustavoColomer, o bien podéis cotillearme en Facebook Gustavo Pérez Colomer. ¡Hasta luego, noruego!